martes, 21 de junio de 2011

el hombre social y como generador de cultura

El hombre social y como generador de cultura
Hombre y Cultura La relación entre el hombre y la cultura ha resultado siempre incómoda para el hombre. El eje de la discusión es si el hombre como creador de la cultura, puede modificarla y dirigirla hacia donde él mismo decida o, por el contrario, si la cultura es la primer creación humana que, cual cuento de ciencia ficción, se ha rebelado contra su creador y es ella quien modifica al hombre y lo lleva por donde quiere. La única base desde la que se puede partir con cierta seguridad, es que sin hombre no hay cultura. El hombre crea pues cultura. Respecto al primer punto, aunque el mismo Freud no lo trata explícitamente, no es difícil concluir que no sólo es la cultura quien modifica al hombre, sino que, y esto es el centro del problema en Freud, le hace pagar al hombre un precio por culturizarse y ese precio es la represión de sus pulsiones. Freud coincide con Aristóteles en aquella vieja frase en la que se afirma que el que vive fuera de la polis o es una bestia o es un dios, nótese que esta frase la expresó Aristóteles precisamente contra los bárbaros que no tenían la producción cultural griega-ateniense. Así pues, si quieres vivir en la polis, el peaje a pagar es la culturización, lo cual implica aprender a ganar debates y persuadir a otros en el ágora con argumentos y no con golpes. Esta es, diría Nietzsche, la tiranía del logos.
La cultura en Freud es, a la vez, padre represor que padre amoroso. Por la cultura se experimentan sentimientos tan mutuamente excluyentes como poderosos, pues, si bien por un lado, como decía Kant, representa una coraza protectora del mundo y de la naturaleza agreste, por otro, es la gran represora de instintos. Freud la describe así:
Pues es forzoso reconocer la medida en que la cultura reposa sobre la renuncia a las satisfacciones instintuales: hasta qué punto su condición previa radica precisamente en la insatisfacción (¿por supresión, represión o algún otro proceso?) de instintos poderosos. Esta frustración cultural rige el vasto dominio de las represiones sociales entre los seres humanos y ya sabemos que en ella reside la causa de la hostilidad opuesta a toda cultura (Freud, 1999, p. 90).
Freud toma forma un ideal de hombre ciertamente distinto de cualquier concepción filosófica, la incorporación de la ciencia y el estudio no del ser, sino del hombre en sí en su más profunda intimidad, vuelven al hombre-pensador como el sujeto-objeto de lo que está buscando. Es importante destacar que la formación académica de Freud es como médico psiquiatra y que hizo interesantes estudios fisiológicos sobre el funcionamiento del cerebro, así como de neurología. También ejerció como psiquiatra en el Hospital General de Viena en donde se centró en estudiar la neurosis, pero sobre todo, la histeria, cuestiones que finalmente lo llevarían a desarrollar el psicoanálisis. De hecho, sobre la neurosis afirma:
Comprobase así que el ser humano cae en la neurosis porque no logra soportar el grado de frustración que le impone la sociedad en aras de sus ideales de cultura, deduciéndose de ello que sería posible reconquistar las perspectivas de ser feliz, eliminando o atenuando en grado sumo estas exigencias culturales (Freud, 1999,. 81).
Así pues, la neurosis, no es sino el resultado de una cultura francamente represora frente a un individuo naturalmente hedone-eudemonista.
Cultura, Moral y Ética El punto de partida de Freud es que el hombre tiene algunas inclinaciones tan naturales como necesarias. La primera de ellas es su agresividad, por eso dice a propósito de la frase “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, que considera francamente absurda, irrealizable y por ende, cargada con una dosis significativa de represión cultural:
La verdad oculta tras de todo esto, que negaríamos de buen grado, es la de que el hombre no es una criatura tierna y necesitada de amor; que sólo osaría defenderse si se le atacara, sino por el contrario, un ser entre cuyas disposiciones instintivas también debe incluirse una buena porción de agresividad. Por consiguiente, el prójimo no le representa únicamente un posible colaborador y objeto sexual, sino también un motivo de tentación para satisfacer en él su agresividad, para explotar su capacidad de trabajo sin retribuirla, para aprovecharlo sexualmente sin su consentimiento, para apoderarse de sus bienes, para humillarlo, para ocasionarle sufrimientos, martirizarlo y matarlo. Homo hominis lupus (Freud, 1999, p. 102).
Se desprende de aquí la idea de que la cultura busca el dominio de la agresividad humana, lo cual, conlleva ciertos contras, pues entra en oposición con la naturaleza del hombre mismo. Las pasiones instintivas son más poderosas que los intereses racionales, Platón lo entendió bien cuando expulsó de la República a los poetas estableciendo así, toda una cultura. La necesidad de imponer la ley o una normatividad como eje regulador de las relaciones humanas, es cierto, puede reprimir el sentimiento agresivo franco, pero no alcanza a las manifestaciones más discretas y sutiles de la agresividad el hombre que, efectivamente, se dan simplemente por la naturaleza humana. La felicidad pues, que produce el ejercer esas pasiones e instintos se ve limitada fuertemente y deja al hombre dos salidas: la primera es la de convertirse un franco rebelde anticultural o al menos darse espacios de desahogo a través de alguna forma para evitar la neurosis y la segunda, sublimar esos instintos, es decir, recurrir a los desplazamientos de la libido previstos en el aparato psíquico. Esto último es particularmente interesante, pues se trata de reorientar los fines instintivos de tal manera que eludan la frustración del mundo exterior, de esta forma se obtienen satisfacciones similares a las que el artista experimenta en la creación, a las que el investigador experimenta al encontrar soluciones. A través de estas canalizaciones, se experimentan placeres o felicidad de fuentes superiores a las puramente naturales o instintivas, sin embargo, las satisfacciones que se obtienen de esas fuentes son tan pasajeras como cada vez más insuficientes. El problema de la voluntad schopenhaueriana se lee en cada reflexión de Freud, por ello el principio del placer es imposible de llevar a cabo, sin embargo, también lo es renunciar a su búsqueda.
La crítica que Freud hace a la cultura y a sus dos hijas pródigas: la moral y la religión, se centra en que su imposición conlleva necesariamente la renuncia y al establecimiento de un seguro de felicidad que se asemeja más a un espejismo, pues se trata de una protección contra el dolor mediante una transformación delirante de la realidad. Para Freud las religiones son delirios colectivos en las que las personas buscan caminos desesperados a la felicidad que no llevan a ningún lado, pues la realidad es más fuerte.
El súper-yo cultural ha elaborado sus ideales y erigido sus normas. Entre éstas, las que se refieren a las relaciones de los seres humanos entre sí, están comprendidas en el concepto de la ética. En todas las épocas se dio el mayor valor a estos sistemas éticos, como si precisamente ellos hubieran de colmar las máximas esperanzas. En efecto, la ética aborda aquel punto que es fácil reconocer como el más vulnerable de toda cultura. Por consiguiente, debe ser concebida como una tentativa terapéutica, como un ensayo destinado a lograr mediante un imperativo del súper-yo lo que antes no pudo lograr la restante labor cultural (Freud, 1999, p. 131).
Sólo en este pequeño párrafo y en un par más, Freud alude explícitamente a la ética, lo curioso es que la concibe como un ensayo terapéutico, pues trata de resolver lo que la cultura no pudo ni puede. Esto es, al ser el súper-yo un supresor de pulsiones y, por ende, generador de malestar ya que las renuncias que éste impone llevan irremediablemente a la insatisfacción del campo pasional, lo que la ética va a generar son satisfacciones en plano cultural. Así pues, para ponerlo en palabras de Freud, la ética es un ensayo destinado a lograr mediante un imperativo del súper-yo lo que antes no pudo lograr la restante labor cultural: satisfacción, logrando de esa manera una salida terapéutica al malestar cultural por la represión pulsional y es que el hombre necesita forzosamente obtener alguna satisfacción y una acción o comportamiento éticos parecen ser los únicos que pueden proveerle cierto descanso en medio de su malestar.
Conclusiones Como en el caso de Marx, en Freud no hay una propuesta ética explícita ni mucho menos un acercamiento al hombre en términos filosóficos, pero definitivamente existe una crítica y una reflexión sobre la cultura y, por ende, sobre la moral, sin embargo, Freud no vive de abstracciones, sino que va a encontrarse directamente con la realidad y de ahí, al motivo de esa realidad que es la suya y la de cada uno. Paradójicamente, Freud retoma marcadas enseñanzas tanto socráticas como aristotélicas para fundirlas mediante el proceso ciencia: “Conócete a ti mismo” y “Animal político”, son rescatadas por este médico vienés sólo para hacer recordar una cosa: después de todo el hombre no es sino un animal, un simple y sencillo animal que, pese a todos sus esfuerzos no puede dejar su condición de animal y en su profunda necesidad de diferenciarse de los demás animales, se ha preocupado por conocerlo todo, ha creado he inventado todo, incluyendo un complejo sistema tanto tangible como intangible, dejando la introspección y el estudio sobre sí mismo para después, pues ha caído en cuenta de la terrible desesperación que le puede producir hacerlo, ya que puede significar romper con esa tan melosa y necesitada idea de efectiva libertad individual y llegar a una conclusión tan orgullosamente demoledora como el determinismo. Después de todo, el hombre sólo es un animal que no ha querido conocerse.
Freud psicoanaliza la cultura, la cuestión es que está imposibilitado para hacer una propuesta, pues generaría cultura y ello nuevamente a empezar con esto. En realidad, lo desesperanzador de Freud es que no hay salida, el hombre vivirá siempre en tensión entre la cultura impuesta y su realidad natural, vivirá permanentemente el malestar en la cultura.

Grupos sociales
Un grupo social, llamado también grupo orgánico, es el conjunto de personas que desempeñan roles recíprocos dentro de la sociedad. Este puede ser fácilmente identificado, tiene forma estructurada y es duradero. Las personas dentro de él actúan de acuerdo con unas mismas normas, valores y fines acordados y necesarios para el bien común del grupo.
El distintivo identidad común o pertenencia es necesario y puede manifestarse en 'cultura semejante', no necesariamente igualdad en nivel económico; interactúan para un proyecto común o formando un subgrupo discordante, que finalmente adquiere un carácter de controlador. La potencialidad de un grupo social es obviamente robusta porque además forman la trama de la sociedad o su negación como un partido opositor en el Parlamento o un peligro de destrucción como un subgrupo en el aula. Los líderes formales o informales son el punto fuerte de la trama de interactuaciones.
Cuando la adscripción a determinado grupo social está fuertemente determinada por criterios económicos y está fuertemente influida por la clase de la familia en que nace el individuo, el grupo social de los individuos se suele denominar clase social.
Antropología rural
La Antropología (del griego ἄνθρωπος anthropos, 'hombre (humano)', y λόγος, logos, 'conocimiento') es una ciencia social que estudia al ser humano de una forma integral. Para abarcar la materia de su estudio, la Antropología recurre a herramientas y conocimientos producidos por las ciencias naturales y las ciencias sociales. La aspiración de la disciplina antropológica es producir conocimiento sobre el ser humano en diversas esferas, pero siempre como parte de una sociedad. De esta manera, intenta abarcar tanto la evolución biológica de nuestra especie, el desarrollo y los modos de vida de pueblos que han desaparecido, las estructuras sociales de la actualidad y la diversidad de expresionesculturales y lingüísticas que caracterizan a la humanidad.
Las facetas diversas del ser humano implicaron una especialización de los campos de la Antropología. Cada uno de los campos de estudio del ser humano implicó el desarrollo de disciplinas que actualmente son consideradas como ciencias independientes, aunque mantienen constante diálogo entre ellas. Se trata de la Antropología física, la Arqueología, la Lingüística y la social. Con mucha frecuencia, el término Antropología sólo aplica a esta última, que a su vez se ha diversificado en numerosas ramas, dependiendo de la orientación teórica, la materia de su estudio o bien, como resultado de la interacción entre la Antropología social y otras disciplinas.
La Antropología se constituyó como disciplina independiente durante la segunda mitad del siglo XIX. Uno de los factores que favoreció su aparición fue la difusión de la teoría de la evolución, que en el campo de los estudios sobre la sociedad dio origen al evolucionismo social, entre cuyos principales autores se encuentra Herbert Spencer. Los primeros antropólogos pensaban que así como las especies evolucionaban de organismos sencillos a otros más complejos, las sociedades y las culturas de los humanos debían seguir el mismo proceso de evolución hasta producir estructuras complejas como su propia sociedad. Varios de los antropólogos pioneros eran abogados de profesión, de modo que las cuestiones jurídicas aparecieron frecuentemente como tema central de sus obras. A esta época corresponde el descubrimiento de los sistemas de parentesco por parte de Lewis Henry Morgan.
Desde el final del siglo XIX el enfoque adoptado por los primeros antropólogos fue puesto en tela de juicio por las siguientes generaciones. Después de la crítica de Franz Boas a la antropología evolucionista del siglo XIX, la mayor parte de las teorías producidas por los antropólogos de la primera generación se considera obsoleta. A partir de entonces, la Antropología vio la aparición de varias corrientes durante el siglo XIX, entre ellas la escuela culturalista de Estados Unidos al iniciar la centuria; la Etnología francesa; el funcionalismo estructural, el estructuralismo antropológico, el procesualismo o la antropología marxista.
La antropología es, sobre todo, una ciencia integradora que estudia al hombre en el marco de la sociedad y cultura a las que pertenece, y, al mismo tiempo, como producto de éstas. Se la puede definir como la ciencia que se ocupa de estudiar el origen y desarrollo de toda la gama de la variabilidad humana y los modos de comportamientos sociales a través del tiempo y el espacio; es decir, del proceso sicosocial de la existencia de la especie humana.
Tabaquismo
El tabaco tiene poder adictivo2 debido principalmente a su componente activo, la nicotina, que actúa sobre el sistema nervioso central. El fumador sufre una dependencia física y psicológica que genera un síndrome de abstinencia, denominado tabaquismo. La nicotina genera adicción, pero tiene efectos antidepresivos y de alivio sintomático de la ansiedad. No se utiliza en farmacia, porque en la segunda mitad del siglo se descubrieron antidepresivos más eficaces y que no crean adicción. Tampoco se emplea para el alivio sintomático de la ansiedad, salvo en casos excepcionales, porque las benzodiacepinas, que son el tipo de tranquilizantes más utilizado, también crean dependencia, pero se consideran más eficaces y menos nocivas.
Es factor de riesgo en enfermedades respiratorias, cardiovasculares, distintos tipos de cáncer, y es especialmente perjudicial durante el embarazo. Además, no sólo perjudica a los fumadores, sino también a los que respiran el mismo aire (fumadores pasivos). El tabaquismo es la principal causa de mortalidad, en la mayoría de los países desarrollados, a principios del siglo XXI, aunque hay otros estudios que indican que estas enfermedades atribuidas al tabaco son en realidad la contaminación industrial y química, los aditivos alimentarios y los pesticidasutilizados en la agricultura[cita requerida]. Además, el tabaco como tal es lo que menos se fuma, pues excepto el poco tabaco natural, todo lo que se comercializa está adulterado con sustancias químicas que le aportan dudosas o preocupantes propiedades como la de ser más adictivo o mejorar su sabor, y otras que no se saben porque también tienen fórmulas secretas.[cita requerida] Las industrias agregan aditivos que el tabaco puro jamás ha tenido, aumentando la toxicidad que de por sí ya tiene. Sin embargo es importante recalcar que el tabaco por muy puro o de "liar" como se conoce, siempre causará daño irremediablemente, por lo que la única opción que minimiza el riesgo de padecer enfermedades respiratorias a edades avanzadas es simplemente no fumar.
Debido a las consecuencias, tanto a la repercusión (dependencia) física, psicológica y social que genera en los consumidores, ya desde el último Congreso de Psiquiatría que tuvo lugar en la Habana, fue considerado una enfermedad más, pues requiere tanto tratamiento medicinal como rehabilitación psicológica y re-educación social. Dichas dependencias son las más difíciles de corregir, aunque la dependencia física es la que con mayor facilidad desaparece, después de la abstinencia. Queda constituida desde entonces, como una enfermedad, que genera enfermedades y otras complicaciones.
La globalización
La globalización es un proceso económico, tecnológico, social y cultural a gran escala, que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo unificando sus mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global. La globalización es a menudo identificada como un proceso dinámico producido principalmente por las sociedades que viven bajo el capitalismo democrático o la democracia y que han abierto sus puertas a la revolución informática, plegando a un nivel considerable de liberalización y democratización en su cultura política, en su ordenamiento jurídico y económico nacional, y en sus relaciones internacionales.
Este proceso originado en la Civilización Occidental y que se ha expandido alrededor del mundo en las últimas décadas de la Edad Contemporánea (segunda mitad del siglo XX) recibe su mayor impulso con lacada y el fin de la Guerra Fría, y continúa en el siglo XXI. Se caracteriza en la economía por la integración de las economías locales a una economía de mercado mundial donde los modos de producción y los movimientos de capital se configuran a escala planetaria (Nueva Economía) cobrando mayor importancia el rol de las empresas multinacionales y la libre circulación de capitales junto con la implantación definitiva de la sociedad de consumo. El ordenamiento jurídico también siente los efectos de la globalización y se ve en la necesidad de uniformizar y simplificar procedimientos y regulaciones nacionales e internacionales con el fin de mejorar las condiciones de competitividad y seguridad jurídica, además de universalizar el reconocimiento de los derechos fundamentales de ciudadanía. En la cultura se caracteriza por un proceso que interrelaciona las sociedades y culturas locales en una cultura global (aldea global), al respecto existe divergencia de criterios sobre si se trata de un fenómeno de asimilación occidental o de fusión multicultural. En lo tecnológico la globalización depende de los avances en la conectividad humana (transporte y telecomunicaciones) facilitando la libre circulación de personas y la masificación de las TICs y el Internet. En el plano ideológico los credos y valores colectivistas y tradicionalistas causan desinterés generalizado y van perdiendo terreno ante el individualismo y el cosmopolitismo de la sociedad abierta. Mientras tanto en la política los gobiernos van perdiendo atribuciones ante lo que se ha denominado sociedad red, el activismo cada vez más gira en torno a las redes, se ha extendido la transición a la democracia contra los regímenes despóticos, y en políticas públicas destacan los esfuerzos para la transición al capitalismo en algunas de las antiguas economías y la transición del feudalismo al capitalismo en economías subdesarrolladas de algunos países aunque con distintos grados de éxito. Geopolíticamente el mundo se debate entre la unipolaridad de la superpotencia estadounidense y el surgimiento de nuevas potencias regionales, y en relaciones internacionales el multilateralismo y el poder blando se vuelven los mecanismos más aceptados por la comunidad internacional.
La valoración positiva o negativa de este fenómeno, o la inclusión de definiciones o características adicionales para resaltar la inclusión de algún juicio de valor, pueden variar según la ideología del interlocutor. Esto porque el fenómeno globalizador ha despertado gran entusiasmo en algunos sectores, mientras en otros ha despertado un profundo rechazo (antiglobalización), habiendo también posturas eclécticas y moderadas.



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